Una fusión del rigor geométrico y simétrico que constantemente preside a Raul de la Cerda, con un lenguaje más abstracto, orgánico y biomorfico. Utilizando el color como fuerza, como elemento estructural y como conducto que le permite dar un mensaje de la forma más sencilla; con formas básicas y únicas que casi llegan a lo elemental, sin hacerlo. Una reinterpretación de su contexto, su vida y los conceptos en ella. Sin justificación, ni representación simbólica alguna, basadas únicamente en sus propias conclusiones.