Un encierro que nos instala en un presente perpetuo, un tiempo suspendido, donde los minutos se acumulan dando paso a una larga pausa. Un recordatorio de que el tiempo que vivimos no es del todo nuestro.
Pareciera que nada cambia, sin embargo, la pausa nos confronta nuevamente con el espacio íntimo, la luz cotidiana, la serenidad creativa y la belleza de los materiales en crudo que se transforman silenciosamente y cuyo cambio sólo se percibe en la soledad. Este tiempo suspendido, apunta al retorno del pasado y de la memoria, sin embargo, también nos recuerda que es siempre inevitable mutar, dejar de ser los mismos para apuntar hacia un futuro abierto y lleno de aire.
Es a través del uso del lenguaje contenido en los propios materiales que hemos decidido romper esta pausa. Liberando su energía y permitiendo su transformación. Materiales que se convierten en objetos cargados de belleza, silencio y serenidad.
Decidimos poner en dialogo bloques de mármol y piezas solidas de recinto volcánico con elementos orgánicos. Fibras naturales vegetales y animales entretejidas con maderas sólidas que despiertan los sentidos del tacto, la vista y el olfato nuevamente. Arcillas que revelan el paso del tiempo y la existencia de mano creativa siempre en interacción con la naturaleza.