Un espacio único y monumental, que surge como un oasis en un proyecto totalmente corporativo. Ubicado en el quinto piso de un edificio de arquitectura postmoderna y de carácter orgánico. Honey Lounge, nace como un vacío de dimensiones monumentales expresado la historia de una reconocida línea de discotecas. Una afortunada anomalía de carácter único e irrepetible en uno de los distritos residenciales y comerciales más representativos de la Ciudad de México.
Tomando la arquitectura orgánica del edificio como concepto principal, se genera una repetición obsesiva de formas y curvas creando distintas áreas y volúmenes reflejando una cualidad natural. Un universo escultórico, con acabados que invaden el lugar y adoptan formas racionales propias.
La fuerza del espacio se compone de una dualidad: lo crudo, envolviendo cada esquina del proyecto en una masa casi liquida de un material completamente natural e imperfecto, transformando cada rincón en una esquina o una forma orgánica. En lo brillante, contrastado por el cobre, un material que se sumerge en el proyecto creando una patina metálica la cual funciona como pantallas lumínicas para generar distintos ambientes y sensaciones.
La iluminación juega un papel importante en la expresión del espacio, no está anclada a ella, sino que está integrada en espacio formando líneas de luz que pueden regularse y configurarse según las necesidades del espacio. Un proyecto iluminativo que se transforma en todo momento, y va desde sutiles acentos de iluminación arquitectónica, hasta colores, estrobos y neones acompañados por humo y música.
Cortinas de terciopelo, mesas de mármol, luminarias en cobre, piel, tapices, mosaicos y lambrines de madera son algunos de los elementos que completan dicho proyecto. La decoración y el mobiliario entran como elementos protagonistas, dándole al proyecto una personalidad joven, divertida y de carácter lúdico.
Jugando con distintos colores, formas, materiales y texturas para llevar al usuario a una experiencia cognitiva y sensorial que los teletransporte a otra época y otro lugar. A ese eclecticismo en la arquitectura de los años 20´s. Donde un siglo después volvemos a hacer referencia a esos años de lujo y bonanza que caracterizaron dicha época.
Es así, Honey Louge, un homenaje a la luz, a la música y a la arquitectura, a la poesía de las sombras, a lo colorido y a lo oscuro, a la ausencia de luz, que es tan relevante como su presencia creando una atmósfera serena y monocromática pero alocada y colorida a la vez.